Mitos y Leyendas
El Cerro de la Cantera

El siguiente mito del cerro de la cantera está escrita en la forma que fue expresada por un poblador de Cuanajo de tal forma lo ha escuchado y de tal forma se va transmitiendo de generación tras generación. En si se conocen bastantes mitos sobre este cerro, narradas por las personas mayores de la comunidad, y esta es una de ellas.

Desde pequeño yo he oído que el Cerro de la cantera no es igual a los otros que hay en Cuanajo. Dicen, los de antes que el Cerro se vino de tierra caliente, creo que de Uruapan. Que se vino a parar aquí cuando el diluvio y que cuando bajaron las aguas se asentó. Luego hay uno en Uruapan que es de aquí.

En ese cerro hay historias de que hay encantos, según dice la gente. Que hay encantos de todo tipo. También está la miringua. La miringua es como si usted va caminando y de pronto le tronaran los oídos, su mente cambiara y viese todo bonito: una calle, casas bonitas, edificios grandes, árboles frutales de todo.

Me contaron que una vez, bajaban unos leñadores de pronto escucharon música muy bonita y empezaron a ver luces y casas, como si fuera un pueblo grande.

Otro hombre que vive por aquí abajo, me contó que fue a cazar y que de pronto salió un señor a caballo y que le dice ¿a dónde vas? -No pues voy hasta la punta del cerro. Y, entonces el señor le dijo: -No pues vente. Vamos, yo también voy para allá. -No, pero yo voy a ir de paso. -No importa, le contestó el señor. Y de repente el señor sintio una brisa y de pronto miro que el otro señor ya estaba arriba del caballo con el y siguieron.

Cuando se dio cuenta ya estaban en la punta del cerro. Bajaron y amarraron el caballo.
Entonces empezó a ver casas y que le dice el señor: -¡Mira, esta es mi casa! Y el otro siguiéndole entró en una casa. Allí habi una personas y le preguntaron al señor del caballo: ¿Y para que trajiste a este hombre? No ves que no viene por su voluntad, éste viene a fuerzas. Se necesita que traigas gente por su propia voluntad, Así que ¡llévatelo!
Y que desató el caballo y lo volvió a subir. Al momento, así como en un sueño, ya estaba abajo, parado, donde al principio.

Hay muchos que cuentan que allá arriba hay muchas cuevas, en una de ellas dicen que está estampada la cabeza de un toro. Al final de esa cueva hay un pueblo. Es prácticamente igual a Cuanajo.

Muchos han visto que allí viven gente conocida que ya murieron en Cuanajo. Muchos de ellos hicieron tratos con el diablo, por eso él los tiene allí viviendo.

En el cerro hay de todo, muchas frutas y muy buenas. Algunos han bajado duraznos en invierno , pero grandes. Muchos van y luego llevan cosas al pueblo. A veces no se pueden traer las cosas. Por ejemplo, al final del Cerro hay un panal grande y ha ido mucha gente a tratar de cortarlo, pero nadie puede.

Dicen que hay un señor que se enoja y les impide cortarlo. Hay gente que dice que va al Cerro porque allí, aprenden música, y que las mujeres aprenden a bordar, que les enseñan los catrines. Otros se han atrevido y han ido a buscar dinero.

Por ahí dicen que sale el diablo, muy bien vestido y los engaña. Los mete a la cueva y allá les da el dinero. Ya salen los señores con una pachocha, entonces, ya como quien dice, ya no cuentan ser hijos de Dios, son hijos del diablo.

Antes de entrar a la cueva dicen que hay un crucifijo clavado y que tienen que escupirlo para poder pasar a la cueva. Otros cuentan que además del crucifijo hay una víbora grande que tienen que brincarla. También dicen que se aparece primero un carnero, luego un gallo, un chivo y un loro. A todos estos animales es necesario esquivarlos para poder pasar y tomarr el dinero.

Los que van hasta allá ya saben a qué se exponen. Firman un contrato y en él está puesta la vida. Más tarde o más temprano el diablo se cobra el favor.

Una vez un hombre pidió dinero y ya se lo trajeron y todo, pero el hombre sintió que iban a llevárselo y pidió ayuda a un cura y éste logró detener al diablo en el camino, colocando por todos lados cruces. Ahora ya la gente ya no va tanto al cerro, yo creo porque no está tan inculcada a eso.


El manantial

Por allá, por la ranchería de Canacucho siempre ha habido un arroyo, de dónde la gente de Cuanajo ha sacado el agua para sus casas. Hace como una treintena de años algunos hombres pensaron en canalizar el agua para traerla hasta el pueblo. Entonces empezaron a entubarla pero el agua no bajaba. Había así como un alto y el agua no pasaba . Aun que rebajaron el terreno para que corriese, el agua se agachaba, y casi no se veía. No quería pasar. Se escondía. No quería que la apresaran. Se alejaba de la gente que allí trabajaba y otra vez volvía a subir.

Algunos que pasaban por allí empezaron a oír que el agua hablaba. El agua es una señora y habló con voz de mujer a uno de los hombres que pretendía entubarla. El agua le dijo que necesitaba hablar con él pero a solas. Un día llegó el hombre al arroyo y se le apareció una jovencita que le pidió: dos niñas y tres hombrecitos, dinero, rosas blancas, rosas olorosas, tres platos, un rebozo cuarteronado, unos aretes de oro, agua del mar blanco y perfume.

Su petición se llevó a cabo, cuando alrededor del arroyo se pusieron todas las cosas requeridas y se dejaron allí por nueve días. Nadie las tocó. Durante todo ese tiempo, la ofrenda no se tocó. A los nueve días llamaron al padre y allí se hizo una misa. Ese día se comió allá y se tapó el arroyo con hojas de tzurumuta. Desde entonces el agua corrió sin ningún problema hasta el pueblo.

Por aquí cerca del pueblo hay algunos ojos de agua. El agua no siempre es femenina, a veces es también masculina. Una vez llegaron unos ingenieros que quisieron hacer un pozo con el fin de buscar más agua pues la población de Cuanajo había crecido y ya no había bastante. Lo que pasó es que los ingenieros colocaron en el ojo unos barrenos y los hicieron explotar. Entonces del agua salieron rebozos, un arete, un collar y no sé cuántas cosas más. Desde entonces dicen que el agua está enojada y que a la gente que pasa por allí le pide cosas. Les pide que le vuelvan a echar las mismas cosas que expulsó. A veces el agua se levanta e intenta alcanzar a las personas para raptarlas, para llevárselas.

Ahora ese manantial tiene una tapa con agujeros. Si uno se acerca puede oír como el agua corre. Se oye que corre mucha agua. Ha habido gente que ha visto cómo el agua respira por los abujeros de la tapa, y arroja vaho. Dicen que a los niños pequeños se los lleva. El agua, según de donde se recoja, sabe diferente y una está salada, otra más dulce y así.

Hay algunos que dicen que por debajo del templo corre un río muy grande y que por eso está ahí el templo, porque si no, se lo llevaría todo. En el pueblo desde hace unos años tenemos problemas con el agua. Ya no hay tanta como antes. Ahora no llega ni todos los días, ni a todas horas. Ahora todo está cambiando


Dia de los Muertos

El tradicional día de los muertos como en todo el país se celebra con peculiaridad, el retoque de las campanas y los caballitos de madera adornado con flor de cempasúchil y fruta entre muchas otras cosas, en Cuanajo se celebra de esta manera...


Conoce nuestra historia

Guanajo o Guanaxo es el nombre que se le da a esta región cuando los colonizadores preguntaban a la gente que habitaba en esta región y que se puede encontrar en documentos civiles y escritos eclesiásticos.